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La Vieja Encina

Hace cientos de años que La Vieja Encina eligió este lugar para vivir, y no fue por casualidad. Aquí se refugia de la humedad porque los suelos míseros y rocosos dejan escapar el agua que ella no necesita. Y como si no fuera algo excepcional convive con sus vecinas las hayas creando un maravilloso espectáculo botánico.

El emblema del monte mediterráneo y del bosque atlántico juntos.

La madera de encina se ha explotado intensamente para leña y para elaborar carbón vegetal por su capacidad de rebrotar cuando se corta. De hecho, las carboneras situadas en la entrada del pueblo de San Zadornil son el recuerdo de una de las actividades de mayor trascendencia en la montaña burgalesa.

Además de para hogares, en las ferrerías de los valles del norte y de Vizcaya se necesitaban ingentes cantidades de carbón vegetal para transformar el mineral de hierro en metal. En los últimos tiempos, en estas carboneras se quemaba todo tipo de madera, hasta el serrín procedente del antiguo aserradero del pueblo.

MAPA ENCINA