Villafría de San Zadornil
Este pequeño pueblo, situado a los pies de la vertiente norte de la Sierra de Árcena ha sido testigo de una dura historia de superación y lucha. Demolido casi en su totalidad, hoy en día, vecinos y descendientes aúnan sus esfuerzos por conseguir que esta villa, aunque fría, sea un estupendo lugar para vivir.
Tres noes
Esta historia comienza en 1969, cuando el entonces alcalde de la Jurisdicción de San Zadornil decidió unilateralmente derribar el pueblo de Villafría para convertirlo en terreno de pastos. Con los beneficios del aprovechamiento de la madera pudo comprar las tierras y las viviendas de las veintidós familias que vivían en él, salvo las de tres que se resistieron. Por eso, siguen en pie las casas de los Arteche, los Molinuevo y los Ortiz. No fueron pocas las presiones que sufrieron para que abandonaran su pueblo. El corte de luz y la falta de otros servicios básicos hicieron que dos de ellas se marcharan y que Villafría se quedara completamente deshabitada tras la muerte de su único vecino. Una oscuridad se transformó en luz más de tres décadas después cuando en 2003, gracias al tesón de descendientes del pueblo como José Miguel de Miguel Molinuevo, se consiguió retornar el suministro eléctrico, pieza clave para el gran reto de recuperar este núcleo rural. En esta batalla contó con el apoyo de los alcaldes Ignacio José Casado y Lucio Bodega, y del centenar de miembros que forman parte de la asociación cultural recreativa de vecinos, descendientes y simpatizantes llamada simbólicamente «Y se hizo la luz».
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