El Tejo de May
Amador Chamorro, o May como le gusta que le llamen, es el agente medioambiental que custodia este territorio desde 1993. Conoce cada rincón, cada árbol y cada bicho que aquí vive como la palma de su mano y este tejo es uno de sus favoritos porque, aunque no es el único, es de los más grandes.
Llegar a ser un individuo de este porte es tarea difícil. Ciervos, corzos e incluso el ganado vacuno parecen ser inmunes a la toxicidad de este árbol y buscan sus hojas como si de una medicina se tratara, llegando a ocasionar la muerte de los tejos cuando son jóvenes.
En los alrededores de este metropolitano ilustre se pueden observar pequeños ejemplares que intentan sobrevivir a este ramoneo constante.