El Quejigo, el Señor de Membrulle
Es raro encontrar habitantes del porte y talla del «Señor de Membrulle». Su historia es casi tan antigua como la del enclave en el que habita y ya no tienen sentido el uno sin el otro. Visitar la plaza de Membrulle es dejarse proteger por la densa copa de este centenario quejigo que aquí, en La Metrópoli Verde, cuenta con pocos compañeros de especie, aunque en el resto del parque natural «Montes Obarenes-San Zadornil» sean mucho más abundantes. La razón es que en esta zona más norteña el clima no le beneficia tanto.